15 de enero de 2012

Shocks de felicidad




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Entre las magias que llegan por los sitios de cupones y descuentos, hoy llegó a mi correo un "Shock de keratina" o algún menjunje parecido para el pelo. Entonces, además de que el término "Shock" me asustara un poco, me vinieron a la cabeza una serie de imágenes relacionadas con algunos comportamientos femeninos.

Por qué hablo de "Shocks de felicidad"? Simple: en muchas ocasiones, buscamos llenar vacíos con placeres materiales. Entonces, la angustia puede opacarse por al menos dos horas con la compra de una cartera nueva. Que casualmente es "justo la que necesitábamos". Sin embargo, ese shock de felicidad dura como tiempo máximo hasta el primer uso. Luego, se empieza a amortizar el bien y sentimos que esa cartera "ya no es la misma" o "no era tan útil como pensábamos" o si es útil pero en realidad ahora que tengo un saquito blanco necesitaría una del mismo tono para combinarla...

Entonces, ese primer momento de lujuria que fue verla en la vidriera y sentir el impulso (mal llamado "necesidad") y el placer incomparable de percibir su textura y adorarla con los cinco sentidos se transforman en una frustración existencial cuando entrás al home banking.

Ese shock de felicidad caducó y su fecha de vencimiento era demasiado próxima. Pero después, no hay cartera que valga. La realidad es una sola y no hay shock que la anestesie.


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