29 de enero de 2017

BayWatch era mentira



Depende a qué hora llegás a la playa, cambian los vecinos en la arena.  Si sos madrugador, te vas a encontrar a los abuelos bronceados (o su antítesis: los blancos embadurnados de protector solar) que aprovechan las primeras horas de playa para leer el diario.

Tipo 13 hs, empiezan a aparecer los “zombies”: los que viven de noche y duermen de día, pero aunque sea el peor horario, caen en la playa con un buen botellón de agua, tiran la lona y siguen durmiendo.

Seguro te pasó: aunque sean más pendejas, por lo general las minas queremos aprovechar cada minuto del sol, la arena y el mar. Entonces, nunca falta en el equipo femenino de vacaciones la que, aunque haya trasnochado, pone el despertador e incentiva a todas para ir a la playa a la mañana, para después volver a almorzar, breve siesta y retorno a la playa hasta la nochecita.

Tipo 17,30 empieza a caer la banda que vive exclusivamente de noche. Entre sus comportamientos se destaca la rutina que arranca en la playa de “after”. Después un baño y directo al cheboli.

Y así, la rueda nunca termina. En el medio: las parejitas jóvenes que se turnan entre aprovechar la mañana o dormir hasta tarde y caer a la peor hora del sol, para pasarse unas cuantas horas debajo de la sombrilla. Desde ahí, miran de reojo a los que llegan a las 17, heladerita en mano (donde no hay nada sin alcohol, salvo la Coca para el Fernet).

También están las "familias tipo" que llegan cuando pinta, y andan corriendo atrás de los niños inquietos y excitados. De vez en cuando se acuerdan cómo era eso de dormir hasta tarde, ir a la playa sin pensar en el horario de almuerzo y no preocuparse por tener protector factor 50 en la mochila.

Qué lindo el mar!

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